miércoles, agosto 27, 2008

Cambio de horario

Después de varios intentos… y varias posiciones, desde las acostumbradas hasta las más inverosímiles, se rindió.
Era un hecho, no podía dormir otra vez. Lo que parecía una burla de su organismo después de pasar todo el día con una somnolencia permanente, de hecho se quedo dormida varios minutos frente a su monitor mientras trataba de concentrarse en su trabajo.

Ahora sola en la oscuridad, no dejaba de pensar en su marido de viaje más allá de los límites de la comunicación de los radiofaros, con un horario contrario a su biología, y a la de cualquiera del universo conocido, ya que donde se encontraba la duración de lo que podríamos llamar día y noche era algo relativo. Solo era posible mediante los biotrajes facilitados por los anfitriones de aquel extraño mundo.
Xin Xin no sabia como todo aquello podría afectar a Hexto, ya que a pesar de que compartían una vida en común no podía olvidar, que ellos provenían de mundos y bilogías distintas, físicamente no eran muchas las diferencias, y con su tratamiento de hibridizaje estas parecían aún menos.

En su mundo las parejas unidas en una relación, desarrollaban una especie de simbiosis, una interdependencia que inclusive podía llegar al desarrollo de enfermedades y la muerte de ambos, aunque solo uno de ellos se hubiera contagiado, accidentado o muerto, sin importar la distancia que mediara entre ellos.
No pudo evitar preguntar a su médico por la posibilidad de estar desarrollando esa interdependencia con Hexto. El médico le explico que el proceso de hibridizaje al que fue sometida anulo muchos de sus químicos y que de todas formas Hexto no poseía en su biología nada que generara esa relación física.
Pero ahora, la sensación de cercanía con Hexto se hacía mayor, sentía que Hexto en ese instante estaba despierto, que para él era pleno día, lo mismo que durante las 72 hrs de hacia menos de una semana, y que posterior a esas 72 horas Hexto dormía, periodo en el que coincidía con su exceso de sueño.

Sin importar lo que dijera su médico, Xin Xin tenía algo muy claro, esta sería la última vez que Hexto la dejaría en casa, la próxima vez lo acompañaría en su viaje o definitivamente este no viajaba mas. Jamás volverían a separarse.
Con este ultimo pensamiento una cálida sensación que se lo antojo tan dulce y familiar, se apodero de ella. Xin Xin cerró los ojos.
A miles de años luz, el último radiofaro, detectaba un pulso de energía que no daba dudas de su origen. Era la explosión de una nave.